Sabes qué es la resiliencia? ¿Qué te convierte en resiliente?
¿Por qué unos son capaces de seguir en el empeño y a otros les supera la situación o las emociones? La palabra de moda que desde hace algún tiempo pronuncian desde deportistas a coaches emocionales es una de las mejores herramientas que tenemos a nuestro alcance para conseguir la anhelada felicidad. La psicóloga y escritora Patricia Ramírez –autora de libros como Cuenta Contigo, Así lideras, así compites- nos explica qué capacidades necesitamos para convertirnos en un persona resiliente o, lo que es lo mismo, capaz de adaptarnos y superar los golpes que nos depara la vida.
La persona resiliente se caracteriza por no tirar la toalla. La historia está llena de ejemplos de resiliencia. Existen historias que nos ponen los pelos de punta. Kathrine Switzer fue la primera mujer en correr una maratón en 1967. Hasta ese año las mujeres tenían prohibido correr maratones, y a pesar de que el director del evento trató de echarla a empujones de la carrera, la acabó con el dorsal 261. En España también tenemos historias más que conmovedoras, como lo es la experiencia dura y con final feliz de María Belón y su familia, que sobrevivieron al tsunami del Índico en 2004. A pesar de la devastación, de encontrarse en un país del que desconocía su geografía e idioma, no dejaron de luchar hasta reunir a la familia completa.
No hace falta vivir una experiencia límite para saber si somos resilientes. Hombres y mujeres luchan a diario por superar una separación de pareja, un despido improcedente, el accidente fruto de la borrachera de un irresponsable o la deslealtad de algún socio que les deja colgados con deudas. La personalidad resiliente ayuda a superar los malos, injustos, tristes, duros o desesperantes baches que la vida nos va poniendo. Sin esa capacidad la gente se quedaría en el camino, como les ocurre a muchas personas.
Pero, ¿qué te convierte en resiliente? ¿Por qué unos son capaces de seguir en el empeño y a otros les supera la situación o las emociones? La explicación se debe a varias características de la persona y no puede explicarse de forma simple desde un solo concepto. He aquí algunas de las características de la persona resiliente.
Una persona resiliente…
Tiene pasión
La pasión está estrechamente ligada a nuestros talentos. Cuando les preguntas a los mejores profesionales por qué llegaron a ser brillantes, la mayoría contesta que se dedican a lo que les apasiona. Es difícil abandonar una pasión por muchas piedras que te encuentres en el camino. A la pasión se le dedican horas, curiosidad, creatividad y terminas encontrando soluciones dónde otros no las ven.
Es valiente
La persona valiente tiene claro que el riesgo controlado compensa. No le importa enfrentarse a emociones como la incertidumbre, el miedo o la frustración. Tiene tan claro que quiere triunfar en su objetivo, que su deseo de conseguirlo está por encima de los momentos duros, los de soledad y los de fracaso. La persona valiente sabe gestionar sus fracasos, interpretarlos, aprender de ellos y buscar soluciones. La persona valiente tiene la determinación de ser una triunfadora.
Tiene resistencia
La resistencia viene del concepto inglés hardiness y aparece en muchos cuestionarios de la personalidad como un predictor del éxito. Los estudios de Kobasa y Maddi comprobaron que existen personas que ante la adversidad, le dan la vuelta a la tortilla. Son capaces de crecerse y superar la situación. Mientras que otras, ante hechos de menor gravedad, se hunden. A esto lo llamaron hardiness. Y esa resistencia se nutre de compromiso, entendido como la implicación que alguien tiene con su proyecto; control, como la idea de estar convencido de que en gran medida controlas tu entorno; y ver el reto como una oportunidad de cambio, sin miedo a salir de la zona confortable, aceptándolo como un juego.
Gestiona positivamente el fracaso
A partir de los seis años tendemos a sacar conclusiones devastadoras sobre nosotros mismos cada vez que nos equivocamos. Sinceramente, fracasar o cometer errores lo llevamos realmente mal. La persona que gestiona el fracaso de forma positiva, sin tratarse mal, se atreve de nuevo. Dado que sus errores no le salen caros a nivel emocional, se atreve, aprende y evoluciona.
Acepta la parte injusta de la vida
Existe y nos va a tocar a todos en algún momento y en alguna medida. Momentos duros que muchas veces no provocamos nosotros, pero que nos hacen sufrir, dudar de los valores y de la justicia de la vida. Y es que no existe tal justicia. El refrán “recoges lo que siembras” no siempre es cierto. Puedes sembrar educación, amabilidad, generosidad u honestidad y aun así dar con una pareja o con un socio que te falle. No hay una relación directa entre ser buena persona y buen profesional y recibir lo mismo a cambio. Ojalá, pero no. La vida juega sus propias cartas, las personas son distintas a nosotros, las enfermedades aparecen a veces no teniendo factores de riesgo. Es cierto que reducimos mucho la probabilidad de que ocurra siendo coherentes con nuestros valores y llevando una vida saludable. Pero no es suficiente para evitar lo que no deseamos y para alejarnos de las desgracias. Hay que aprender a aceptar lo que no depende de nosotros y focalizar así la energía en lo que sí depende. Despídete del victimismo.
Se enfoca más en las soluciones que en los problemas
Hay personas para las que tener problemas es ya un problema. Y resulta que la vida está llena de ellos, todos los días. La persona resiliente observa los problemas como algo natural, a lo que hay que dar solución, sin más agobio. Cuando contemplamos el problema como algo que enturbia nuestra paz, ya le estamos dando un tinte dramático. Y esta misma actitud es la que nos cierra en banda impidiendo ver las soluciones y el optimismo que tiene una persona resiliente.
La resiliencia se entrena y nos ayuda a sobrevivir con serenidad y fuerza. No la dejes para otra vida.
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